El cultivo de espinacas es uno de los más sencillos, siendo una de las verduras estrella en los pequeños huertos. Además, se cosechan rápido y… ¡lo mejor! son tremendamente nutritivas y fuente de vitaminas y sabor.

Hay dos variedades de espinacas: las de otoño, que se siembran a finales de agosto, y las de primavera, que lo haremos aproximadamente en el mes de febrero. Antes de sembrar, te recomendamos preparar la tierra con productos que faciliten ganar en materia orgánica.

¡Y manos a la obra! Siembra tus espinacas en dos líneas, enterrando dos o tres semillas a dos centímetros de profundidad, y deja entre 25 y 30 centímetros de distancia entre cada siembra, para facilitar su crecimiento.

En cuanto al sistema de riego, lo ideal sería por goteo. Lo importante en el riego de las espinacas es que sea poquito y a menudo, así conseguiremos unas plantas de buen tamaño repletas de salud.

Y es que las espinacas, que tienen aproximadamente un tiempo de desarrollo de unas 3 semanas, se pueden cosechar cuando sus hojas cuenten con un buen tamaño, no es necesario otro requisito. Eso sí, os aconsejamos que una vez recolectadas dejemos las hojas centrales intactas para que desde ellas vuelva a crecer nuestra planta.

Y un último consejo. ¡Ojo con la humedad! El exceso de ella puede dar al traste con nuestra cosecha. En cuanto a plagas… ¡cuidado con las babosas!

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