El tomate es un cultivo que consume muchos nutrientes. Por eso, para que pueda desarrollarse correctamente, es necesario aportar un extra de nutrientes en cada fase de su crecimiento. Hoy te lo contamos.

Si estás planteando tu cultivo de tomate, recuerda que el otoño es el momento de realizar el trasplante, y que antes debes mejorar el terreno con un abonado de fondo.

Una vez que las tomates se plantan en el terreno, comienza el proceso de crecimiento radicular, un gran consumidor de fósforo. Este nutriente a menudo se agota en la zona cercana a las raíces. Por eso, será el momento de aportar fósforo con fertilizantes específicos.

Cuando la tomatera empiece a florecer y aparezcan los primeros tomates, se incrementará la necesidad de nitrógeno y potasio, aunque no debemos de olvidarnos tampoco de un buen aporte de fósforo.

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